Carta a mi suplente

No te odio, la verdad te entiendo, sé cómo te hace sentir pues yo me sentí igual. Así como a ti querida desconocida, a mí también me hizo sentir que mis pies se despegaban del suelo y es que el maldito tiene una facilidad para ser tan encantador ....

así que no te culpo por ser la que hoy me suple, en algún momento yo también fui suplente. Y aunque de verdad a mí al principio no me hacía sentir ni el más débil revoloteó de mariposa, se las arregló para meterse en cada aspecto de mi vida, para enamorarme, para hacerme sentir la mujer más hermosa del mundo.

Te puedo asegurar que te va a hacer volar como nadie lo ha hecho, te hará sentir tan segura, que aprenderás a confiar en él, te entregarás en cuerpo y alma y él también lo hará, lo que te va a hacer sentir la mujer más afortunada. No querrás perderlo jamás. Cada momento con él va a ser maravilloso te lo puedo asegurar.

Te va hacer creer que realmente no todos son iguales. De seguro ya te dijo esta frase “no todos somos iguales, algunos somos peores”, claro que tú ingenuamente al igual que yo pensarás que es broma. Y deberías considerarlo dos veces o tres o hasta cinco, pues yo comprobé que sí hay peores y que efectivamente él es uno de ellos. Te preguntarás ¿Por qué? Pues aquí te va la explicación.

No soy experta ni mucho menos pero sí te puedo decir que con la frase “todos son iguales”, nos referimos a los infieles, al típico macho mujeriego, con el que ninguna de nosotras queremos ir a parar. Pero este tipo de machitos no es lo peor con lo que te puedes encontrar. Créeme es peor encontrarte con el que aparenta, con ese que te baja el sol, las estrellas y la luna, con el que te hace sentir tan feliz, que crees que más felicidad es imposible de sentir, con ese que te hace sentir tanto amor que crees que lo suyo es para siempre, con ese que para cundo menos te das cuenta ya te dejó así de la nada, como si no existieras, ese que te desecha y sigue su camino como si no fueras nada. Créeme es mil veces peor.

Querida, te deseo lo mejor de verdad, no te odio, ni tengo ningún rencor hacia ti, al fin y al cabo tanto tú como yo no tienes la culpa de nada, así que no te deseo ningún mal, al contrario te deseo la mayor felicidad del mundo (sé que la tendrás). Espero que tú seas la diferencia y que su amor sea único e infinito.