UN VIDEO QUE TE HARA LLORAR Y REFLEXIONAR
MI PAPÁ ES UN MENTIROSO,
UN VIDEO
QUE TE HARA LLORAR Y REFLEXIONAR.
Somos sembradores conscientes, repartimos diariamente millones de semillas a nuestro alrededor. Que podamos escoger siempre las mejores, para que al recibir la dádiva de la cosecha justa, tengamos siempre motivos para agradecer.
A lo largo de la juventud pensamos amar, pero solo cuando hemos envejecido en compañía de otro, conocemos la fuerza del amor.
En muchas ocasiones queremos ofrecer un regalo especial a quienes amamos, debemos algo o simplemente simpatizamos con ellos. La búsqueda es desesperante cuando queremos acertar para que a partir del presente que entregamos, nos consideren agradecidos y nos estimen por nuestro esfuerzo en conseguir lo que a la otra persona va a hacerle feliz. Tratamos de focalizar nuestros deseos de entregar el cariño, el afecto o la consideración por el otro en algo material, pensando que es valioso por sí mismo y que ejercerá de interlocutor de nuestros afectos mejor que ningún otro vehículo. Lo peor es cuando esta puntual práctica se hace continua para los que conviven con nosotros esperando que los regalos sustituyan las ausencias, los desencuentros, la falta de atención o los malos modos, gestos o formas que en el día a día protagonizamos por doquier.
Un regalo nunca puede suplir la presencia, ni llenar las horas vacías que dejas tras de ti cuando pudiendo estar eliges otra compañía, otro escenario u otro empeño. El mejor regalo está dentro de nosotros. Somos nosotros. Pero sin vestiduras que nos desfiguren, sin adornos que nos transformen, sin ropajes que nos cambien. Lo mejor que podemos dar debemos darlo siempre y en todo momento, comenzando por la sonrisa. Una mirada abierta y una sonrisa cercana se transforman en el mejor de los puentes para conectar con las personas de nuestro entorno. Si a eso añadimos sinceridad, buenas intenciones y una chispa de afecto incondicional el cóctel estará servido para que la comunicación discurra con fluidez y eficacia.
No hacen falta regalos que tengan etiquetas con un precio tachado. Hace falta que cada uno demos lo mejor de uno mismo en cualquier oportunidad. El resto llegará para poner un lazo al inmenso obsequio que entregaremos cuando tendamos la mano sujetando nuestro corazón.
Un regalo nunca puede suplir la presencia, ni llenar las horas vacías que dejas tras de ti cuando pudiendo estar eliges otra compañía, otro escenario u otro empeño. El mejor regalo está dentro de nosotros. Somos nosotros. Pero sin vestiduras que nos desfiguren, sin adornos que nos transformen, sin ropajes que nos cambien. Lo mejor que podemos dar debemos darlo siempre y en todo momento, comenzando por la sonrisa. Una mirada abierta y una sonrisa cercana se transforman en el mejor de los puentes para conectar con las personas de nuestro entorno. Si a eso añadimos sinceridad, buenas intenciones y una chispa de afecto incondicional el cóctel estará servido para que la comunicación discurra con fluidez y eficacia.
No hacen falta regalos que tengan etiquetas con un precio tachado. Hace falta que cada uno demos lo mejor de uno mismo en cualquier oportunidad. El resto llegará para poner un lazo al inmenso obsequio que entregaremos cuando tendamos la mano sujetando nuestro corazón.
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